Santiago de Compostela es una ciudad monumental que se fue conformando a lo largo de los siglos alrededor del sepulcro del Apóstol Santiago el Mayor. El resultado es un conjunto arquitectónico extraordinario, armónico y declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Considerada uno de los tres centros espirituales de la Cristiandad, junto con Roma y Jerusalén, la urbe se convirtió desde la Edad Media en meta de peregrinaciones religiosas, fenómeno que dio origen al Camino de Santiago y, según muchos estudiosos, a la idea de Europa.
En este escenario brotan con fuerza las manifestaciones culturales –desde las fiestas populares hasta los festivales anuales de música, cine y teatro, exposiciones permanentes e itinerantes -–de la mano de una iniciativa pública y privada liderada por la cinco veces centenaria Universidad de Santiago–, cuyas aulas añaden 23 mil estudiantes a una población estable de cerca de 100 mil compostelanos.
Durante todo el año, además, se suman a ellos varios millones de visitantes. Los que llegan exhaustos por devoción; los que acuden llamados por el prodigio monumental o los que eligen Compostela como lugar para sus eventos profesionales: todos acaban integrándose en la celebración permanente que es la vida en la ciudad, especialmente durante las Fiestas del Apóstol, declaradas de Interés Turístico Internacional. Para su bienestar despliega Santiago una red de alojamientos que supera las 10.700 plazas –3.500 de ellas en hoteles–, además de 5.000 plazas disponibles en infraestructuras específicas para reuniones y congresos – y una oferta gastronómica capaz de satisfacer todos los paladares y todos los bolsillos.
No en vano somos desde hace más de mil años una tierra de acogida universal, un punto de llegada y encuentro nacido para el ejercicio cotidiano de la hospitalidad.